La música clásica, los conciertos orquestales y la ópera se destacan como símbolos de prestigio y exclusividad, representando valores estéticos occidentales asociados a las clases altas. Estas manifestaciones son vistas como pilares de una cultura dominante que privilegia ciertos géneros y formas de expresión, reforzando su poder dentro del ámbito cultural.
Se destaca la música indígena y ceremonial, que refleja una conexión profunda con rituales y cosmovisiones no occidentales, así como la música experimental que desafía las normas establecidas. Estas formas de expresión buscan romper con las reglas de la industria musical tradicional, ofreciendo una resistencia cultural creativa en entornos más naturales y comunitarios.
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